Síntomas de la osteoartritis

La osteoartritis se caracteriza principalmente por dolor y rigidez en las articulaciones, aunque, en realidad, no todas las personas con osteoartritis presentan dolor y discapacidad. La rigidez y el dolor tienden a empeorar por la mañana (particularmente durante alrededor de 30 minutos después de levantarse) y de nuevo por la tarde, con frecuencia llamado "dolor del primer movimiento" con mejoras durante el día a medida que la persona realiza sus actividades cotidianas. El dolor que interrumpe el sueño es con frecuencia un indicador.

Otros síntomas pueden ser los siguientes:

  • Inflamación o calor en una o más articulaciones, particularmente durante los cambios climáticos (que pueden estar relacionados con los cambios en la presión atmosférica y el aire más fresco)
  • Sensibilidad localizada cuando se presiona la articulación o área afectada de la columna
  • Dolor sostenido o intermitente en una articulación, que con frecuencia se describe como dolor fijo y continuo. El dolor puede agravarse con el movimiento
  • Pérdida de flexibilidad de una articulación, como imposibilidad de inclinarse y levantar algo del piso
  • Sensación de compresión o sonido de hueso raspando otro hueso cuando se mueve la articulación (llamado crepitación), particularmente notable en el cuello
  • Una curva anormal en la columna vertebral que puede deberse a un espasmo de un músculo desbalanceado
  • Una sensación de pellizco, hormigueo, o entumecimiento en un nervio de la médula espinal, que puede ocurrir cuando se forman espolones óseos en el borde de las articulaciones de la columna e irritan los nervios
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El dolor de la osteoartritis aumenta con el tiempo

La osteoartritis por lo general se desarrolla con el paso del tiempo. Al principio, es posible que la persona solo sienta dolores articulares después de realizar actividad física o ejercicio, que desaparece y luego regresa a medida que la articulación afectada se usa normalmente o en exceso. A medida que el cartílago entre los huesos se vuelve cada vez más delgado, el dolor con frecuencia se torna más permanente y resulta difícil caminar o subir escaleras.

El dolor y rigidez de la articulación puede aparecer después de largos períodos de inactividad, como mientras se está sentado durante viajes largos o mirando una película de dos horas. Con la osteoartritis avanzada y aumento en la fricción entre los huesos, el dolor con frecuencia se torna importante, incluso en reposo o con cada pequeño movimiento.

Con la osteoartritis progresiva, inicialmente una única articulación puede ser la afectada, pero con el tiempo y las actividades, se pueden afectar muchas articulaciones: en la base del cuello, o en las rodillas, las caderas, las manos, y/o los pies.

Si bien es menos frecuente, algunos pacientes pueden sufrir deformidades graves en ciertas articulaciones con el tiempo. La osteoartritis difiere de las formas sistémicas de artritis porque solo afecta las articulaciones (si bien puede causar un atrapamiento nervioso en cualquier nivel en la columna vertebral o en la médula espinal en el cuello) y no afecta los órganos o áreas de tejido blando del cuerpo.

Síntomas de osteoartritis en la parte baja de la espalda (columna lumbar)

Como con otras articulaciones con artritis, el dolor en la parte baja de la espalda es generalmente más pronunciado a la mañana y empeora de nuevo al acercarse el final del día. El dolor disminuye durante el día ya que los movimientos normales de la persona mueven el líquido lubricante de las articulaciones. El dolor en la parte baja de la espalda por lo general puede irradiar ("dolor referido") a la pelvis, nalgas, o muslos y en ocasiones a la ingle.

La irritación de un nervio por una hernia de disco o espolones óseos puede causar debilidad, entumecimiento, hormigueo, y/o dolor en las piernas que frecuentemente irradia a un pie. La artritis que causa estenosis espinal o un estrechamiento del conducto raquídeo en la parte baja de la espalda puede causar síntomas relacionados con el ejercicio o caminar en ambas piernas.

Dolor y otros síntomas de la osteoartritis de cuello (columna cervical)

El dolor de cuello por la osteoartritis nuevamente tiende a ser peor por la mañana y tarde, con mejoras durante el día. Este dolor con frecuencia irradia al hombro, entre los omóplatos, y hacia arriba por el cuello y causa dolor de cabeza.

Con el atrapamiento nervioso o hernia de disco, también puede haber debilidad o entumecimiento en una mano, ciertos dedos, o en algunos casos en ambos brazos. La compresión de la médula espinal en el cuello puede incluso causar problemas al caminar así como también de control de la vejiga o intestinal en casos graves.

Afecciones que frecuentemente se confunden con osteoartritis

Debido a que otras afecciones parecen similares a la osteoartritis de la columna vertebral, particularmente cuando los síntomas están en su peor momento, es importante recibir un diagnóstico clínico preciso de un médico especialista en medicina o cirugía de la columna vertebral.

Artritis reumatoide

La artritis reumatoide con frecuencia afecta varias articulaciones en un patrón simétrico (afecta a ambos lados del cuerpo). La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune que causa inflamación crónica de las articulaciones y puede afectar otros tejidos u órganos del cuerpo. Por lo tanto, cuando se agudiza la artritis reumatoide, los síntomas pueden incluir fatiga, falta de apetito, febrícula, dolores en músculos y articulaciones, y rigidez, nuevamente más notables por la mañana y después de períodos de inactividad. Las articulaciones, usualmente en las manos, muñecas, y pies, con frecuencia se vuelven rojas, inflamadas, dolorosas y sensibles.

Enfermedad degenerativa de disco

La osteoartritis también suele confundirse o estar asociada con la enfermedad degenerativa de disco (o espondilosis), un deterioro gradual de uno o más discos entre las vértebras de la columna vertebral. Esto se debe a que la osteoartritis y los discos degenerados se encuentran comúnmente juntos. No obstante, son afecciones distintas y es importante saber cuáles cambios anatómicos en la columna son la causa real del dolor o discapacidad del paciente.

Una radiografía mostrará la enfermedad degenerativa de disco como un estrechamiento del espacio normal de disco entre vértebras adyacentes. Una resonancia magnética puede mostrar los cambios tempranos de pérdida de contenido de agua en el disco. La degeneración del tejido del disco aumenta su susceptibilidad a sobresalir o herniarse. La degeneración de disco puede ocurrir en cualquier nivel de la columna vertebral y puede causar dolor local en el área afectada con irradiación del dolor a lo largo de los nervios que emergen del conducto raquídeo en ese nivel.

La degeneración de disco lumbar sistemática es más frecuente en personas de la población activa, usualmente entre los 30 y 50 años. Después de los 50 o 60 años, el área afectada de la columna vertebral en realidad tiende a estabilizarse y es menos probable que la enfermedad degenerativa de disco cause dolor. En general, no se puede igualar la degeneración de disco o la formación de espolones óseos con dolor y discapacidad, ya que aproximadamente el 85% de las personas con este tipo de hallazgos en una radiografía o tomografía no tienen problemas de espalda clínicamente significativos.

Osteoporosis

La osteoporosis, o bajo contenido de calcio en los huesos, es otra afección que no causa dolor crónico de espalda, pero puede conducir a este. Con la osteoporosis, particularmente más común en mujeres posmenopáusicas, la pérdida de mineral óseo (calcio) puede debilitar los huesos en varias partes del cuerpo, en especial en la cadera y la columna vertebral. Pueden ocurrir fracturas de columna con compresión (apretamiento) de los cuerpos vertebrales.

El dolor de una fractura de la columna por osteoporosis puede durar varias semanas mientras el hueso sana, y luego por lo general se convierte en una dolor crónico concentrado en el área de la espalda donde se produjo la fractura. Este dolor puede ser similar a la sensación informada por las personas con osteoartritis. Para diagnosticar la osteoporosis se usa una prueba de densidad ósea, que mide la masa ósea, preferentemente realizada en un hueso largo y en un cuerpo vertebral. Por lo general, una radiografía puede identificar una fractura por compresión en la columna vertebral. Debido a que los tratamientos para la osteoartritis y la osteoporosis son muy distintos, es fundamental recibir un diagnóstico preciso.

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